EL
PUNTO VITAL
... En el Akanishtha
simbólico, el Buda del dharmakaya Samantabhadra se manifestó por el sonido
espontáneo del dharmata y enseñó los tantras de Dzogchen. Vajrasattva fue el
Buda que transmitió las enseñanzas de Dzogchen al primer vidyadhara humano, que
recibió los 6.400.000 tantras de Dzogchen. Garab Dorje los condensó a todos
dentro de tres expresiones llamadas las Tres Expresiones que Golpean en el
Punto Vital – reconoce tu propia
naturaleza, decídete en un punto, y gana confianza en la liberación.
La primera de estas tres
expresiones los instruye a “Reconocer su propia naturaleza” – la naturaleza de
Buda misma, que es ‘cognición vacua difundida con presencia’. Esta naturaleza
es vacía en esencia aunque naturalmente cognoscente. Estos dos aspectos son
indivisibles, y a esta unidad también se la llama capacidad ilimitada.
Reconocer su propia naturaleza por lo que es, es la primera de las tres
expresiones de Garab Dorje.
La naturaleza de Buda, en
sí misma, es la base misma o la fuente de la cual se originan todos los mundos
y los seres vivientes. Todo lo que aparece y existe proviene de ella. ¿Cómo
describimos a la naturaleza de Buda? Es vacía en esencia y cognoscente por
naturaleza, y su capacidad está ‘difundida con la presencia auto-existente’.
Esta es la base universal de la cual surge todo. No cae dentro de cualquier
categoría, tal como una entidad que existe o no existe. La afirmación de que la
naturaleza de Buda es una ‘cosa’ que existe, es incorrecta. No es una cosa
concreta con características distinguibles; en cambio, está extendida de par en
par y es indefinible, como el espacio. Sin embargo, no pueden pretender que es
inexistente, que no hay naturaleza de Buda alguna, porque esta naturaleza es la
base misma o la fuente de todo lo que aparece y existe. De modo que la
naturaleza de Buda no cae dentro de cualquier categoría tal como el ser o el
no-ser. Tampoco no encaja en la categoría llamada ‘más allá del ser y del
no-ser’: también, está más allá de esa formulación.
Se dice que la naturaleza
de Buda se asemeja al espacio. ¿Podemos decir que el espacio existe? ¿Podemos
decir que no? No podemos, porque el espacio mismo no cumple con cualquiera de
tales ideas. Los conceptos elaborados acerca del espacio son meramente
conceptos. El espacio, en sí mismo, está lejos de cualquier idea que podamos
sostener acerca de él. La naturaleza de Buda es de esa manera. Si dicen que el
espacio existe, ¿pueden definirlo como una entidad existente concreta? Pero
decir que no hay espacio es incorrecto, porque el espacio es lo que acomoda
todo – el mundo y los seres. Y si pensamos que el espacio es eso que está más
allá del ser y el no-ser, ese no es el espacio realmente, es sólo nuestro
concepto de él. Así que, el primer punto de Garab Dorje es reconocer nuestra
propia naturaleza y conocer como esta naturaleza es, no como nuestra versión
conceptual de ella sino en la realidad.
Esta naturaleza de Buda de
nosotros, que está libre primordialmente de los dos extremos del ser y del
no-ser, se describe con la palabra ‘unidad’. ¿Qué significa unidad en este
contexto? Ahora mismo, las formas visuales, sonidos y aromas y así
sucesivamente están todos presentes en nuestra experiencia. Si la naturaleza de
Buda fuera inexistente, tales experiencias no habrían podido tener efecto. Pero
si decimos que la naturaleza de Buda existe, entonces ¿qué es aquello que
experimenta? ¿Pueden señalarlo con precisión? No pueden, porque está vacía de
toda identidad, ¿correcto? Siendo así, no hay limitación para estas dos – el
percibir y el ser vacía. En tanto que percibe, la naturaleza de Buda está vacía
de un perceptor, al mismo tiempo que está vacía, todavía hay experiencia.
Busquen al perceptor, no hay ‘algo’ para hallar. No hay barrera entre las dos.
Si fuera una o la otra debería haber o un perceptor concreto que permaneciese
siempre, o un vacío absoluto. En cambio, al mismo tiempo que una vívida
percepción tiene efecto, aquello que percibe es totalmente vacuo. Esto se llama
la unidad de la experiencia y la vacuidad, o la unidad de la presencia y la
vacuidad.
El hecho de la experiencia
elimina el extremo de la nadidad, mientras el hecho de que es vacua elimina el
extremo de una existencia concreta. De esta manera, podemos decir que la existencia
y la no-existencia son una unidad. Esta unidad no es algo que podamos proyectar
intelectualmente, que es el porque se llama ‘el punto de vista más allá de los
conceptos’. Oímos que el punto de vista se describe como eseidad – ‘exactamente
eso’, simplemente tal como es. La naturaleza de Buda no es idéntica al espacio,
que es incapaz de percepción. ¿No estamos de acuerdo en que hay experiencia? Esta
base para la experiencia es la cualidad cognoscente. ¿Pueden estos dos aspectos
– vacía en esencia y cognoscente por naturaleza – ser separados? Sino, eso
significa que son una unidad. Esta unidad es lo que deberíamos reconocer cuando
reconozcamos nuestra naturaleza de Buda. Ver este hecho es lo que Garab Dorje
quiso decir cuando dijo “reconoce tu propia naturaleza.”
[...] Este es en realidad aquí el punto clave: el pensamiento de la mente dualista surge o tiene efecto como la expresión de la presencia no- reconocida. Una vez que reconocen esta presencia básica, el despliegue de los pensamientos pierde todo el poder y se disuelve simplemente dentro de la expansión de la naturaleza de Buda. Esta es la razón básica de reconocer la esencia de la mente.
¿De donde proviene un
pensamiento? Sólo ocurre como el despliegue (desdobrar)
de su naturaleza; no proviene de cualquier otra fuente. Miren en este asunto
por un billón de años, y nunca verán un pensamiento salir de afuera de la
tierra, el agua, el fuego o el aire. De modo que, ¿no podemos concluir que la
base para cada experiencia son nuestras propias mentes? ¿no es sólo la mente la
que conoce? Aquello que conoce es, en esencia, vacuo. Es cognoscente por
naturaleza, y su capacidad es ilimitada. Traten de ver esto por ustedes mismos
y entiendan que es así como su esencia es.
De modo que, ¿qué es
reconocido, cuando decimos ‘reconocer’? Significa ver que la naturaleza de la
mente es cognición vacua ilimitada. Dense cuenta que esta es la condición real
de las cosas como en realidad son, no sólo como parecen. La forma aparente es
creada por nuestros pensamientos fijos y rígidos normales habituales.
En el comienzo, el
reconocimiento genuino de la naturaleza de la mente es sólo un breve momento,
pero en verdad está libre de pensamiento. La realización última, se consigue a través de
repetir el momento breve del reconocimiento muchas veces. Cuando el
reconocimiento dure continuamente a lo largo del día hemos alcanzado el nivel
de un bodhisattva. Cuando dure ininterrumpidamente, día y noche, hemos logrado
la budeidad.
Un signo de haberse
entrenado en rigpa, el estado despierto, es simplemente que el pensamiento
conceptual, que es el opuesto de rigpa, crece menos y menos. La brecha entre
los pensamientos se hace más larga y ocurre más y más frecuentemente. El estado
de presencia sin fabricar, que los tantras llaman el ‘instante continuo de no- fabricación’,
se hace más y más prolongado. Esta continuidad de rigpa no es algo que tengamos
que mantener deliberadamente. Debería ocurrir espontáneamente al haberse
familiarizado más con ella. Una vez que nos acostumbramos al estado genuino del
rigpa sin fabricar, automáticamente comenzará a durar más y más tiempo. Todas
las grandes cualidades de la budeidad – la sabiduría, la compasión, y la
capacidad para beneficiar a los demás – todas surgen de esta cualidad despierta
original.
Si quieren más detalles,
pueden leer el ‘Tripitaka’ entero, los comentarios de los maestros, los 100.000
tantras Nyingma y así sucesivamente. El único propósito de Buda para dar
enseñanzas es habilitarnos para reconocer nuestra vacía, naturaleza
cognoscente, entrenarnos en ella y lograr estabilidad. Un gorrión (pardal) gorjea de la misma manera cada
día. Mi enseñanza siempre es la misma. Gorjeo un día y en el día siguiente hago
precisamente el mismo gorjeo.
Texto selecionado para estudo em Loja em 28.01.15
"Nenhum Teósofo, do menos instruído ao mais culto, deve pretender a infalibilidade no que possa dizer ou escrever sobre questões ocultas" (Helena P. Blavatsky, DS, I, pg. 208). A esse propósito, o Conselho Mundial da Sociedade Teosófica é incisivo: "Nenhum escritor ou instrutor, a partir de H.P. Blavatsky tem qualquer autoridade para impor seus ensinamentos ou suas opiniões sobre os associados. Cada membro tem igual direito de seguir qualquer escola de pensamento, mas não tem o direito de forçar qualquer outro membro a tal escolha" (Trecho da Resolução aprovada pelo Conselho Geral da Sociedade Teosófica em 23.12.1924 e modificada em 25.12.1996.
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