quarta-feira, 26 de junho de 2013

A mente causa insegurança

Extraído do livro Yo Soy Eso - Conversaciones con Sri Nisargadatta Maharaj, cap. 49

Interlocutor: Las gentes vienen a usted a por consejo. ¿Cómo sabe usted lo que debe responder?

Maharaj: Lo mismo que oigo la pregunta, así también oigo la respuesta.

Int: ¿Y cómo sabe usted que su respuesta es justa?

Mah: Una vez que conozco la verdadera fuente de las respuestas, no necesito dudar de ellas. De una fuente pura solo manará agua pura. No se trata de que esté interesado en los deseos y los temores de las gentes. Yo estoy a tono con los hechos, no con las opiniones. El hombre toma su nombre y su forma como si fueran él mismo, mientras que yo no tomo nada como si fuera yo mismo. Si yo pensara de mí mismo que soy un cuerpo conocido por su nombre, no habría sido capaz de responder a sus preguntas. Si yo le tomara a usted por un mero cuerpo, no habría ningún beneficio para usted en mis respuestas. Ningún verdadero maestro cae en las opiniones. Ve las cosas como son y las muestra como son. Si usted toma a las gentes por lo que ellos mismos piensan que son, usted solo les hará daño, como ellos se hacen daño a sí mismos tan lastimosamente todo el tiempo. Pero si usted los ve como son en realidad, eso les hará un bien enorme. Si le preguntan a usted qué hacer, qué prácticas adoptar, cuál modo de vida seguir, responda: «No haga nada, solo sea. En el ser todo acontece naturalmente».

Int: A mí me parece que en sus charlas usted usa las palabras «naturalmente» y «accidentalmente» indiscriminadamente. Siento que hay una profunda diferencia en el significado de las dos palabras. Lo natural es ordenado, sujeto a ley; uno puede confiar en la naturaleza; lo accidental es caótico, inesperado, impredecible. Uno puede argumentar que todo es natural, sujeto a las leyes de la naturaleza; pero mantener que todo es accidental, sin ninguna causa, es ciertamente una exageración.

Mah: ¿Le agradaría a usted más si uso la palabra «espontáneo» en lugar de «accidental»?

Int: Usted puede usar la palabra «espontáneo» o «natural» como opuesto a «accidental». En lo accidental hay el elemento de desorden, de caos. Un accidente es siempre una ruptura de las reglas, una excepción, una sorpresa.

Mah: ¿No es la vida misma una corriente de sorpresas?

Int: Hay armonía en la naturaleza. Lo accidental es una perturbación.

Mah: Usted habla como una persona, limitada en el tiempo y en el espacio, reducida a los contenidos de un cuerpo y de una mente. Lo que le agrada, usted lo llama «natural»; y lo que le desagrada, usted lo llama «accidental».

Int: Me agrada lo natural, lo que está sujeto a la ley, lo esperado; y temo lo que rompe la ley, lo desordenado, lo inesperado, lo insensato. Lo accidental es siempre monstruoso. Puede haber supuestos «accidente afortunados», pero solo prueban la regla de que en un universo propenso al accidente la vida seria imposible.

Mah: Siento que hay malentendido. Por «accidente» quiero decir algo a lo cual no se aplica ninguna ley conocida. Cuando digo que todo es accidental, incausado, solo quiero decir que las causas y las leyes acordemente a las cuales operan están más allá de nuestro conocimiento, o aún de nuestra imaginación. Si usted llama natural a lo que usted toma por ordenado, armonioso, predecible, entonces lo que obedece a leyes más altas y se mueve por poderes más altos puede llamarse espontáneo. Así pues, tendremos dos órdenes naturales: el personal y predecible y el impersonal o suprapersonal e impredecible. Llámelo naturaleza más baja y naturaleza más alta y deseche la palabra accidental. A medida que usted crece en saber y conocimiento, la frontera entre la naturaleza más baja y más alta va retrocediendo, pero las dos permanecen hasta que se ven como una. ¡Pues de hecho, todo es maravillosamente inexplicable!

Int: La ciencia explica muchísimo.

Mah: La ciencia trata con nombres y formas, cantidades y calidades, modelos y leyes; está bien en su lugar adecuado. Pero la vida tiene que vivirse; no hay tiempo para el análisis. La respuesta debe ser instantánea —de aquí la importancia de lo espontáneo, de lo atemporal. Es en lo no conocido donde nosotros vivimos y nos movemos. Lo conocido es el pasado.

Int: Yo puedo apoyarme sobre lo que siento que yo soy. Yo soy un individuo, una persona entre personas. Algunas gentes están integradas y armonizadas, y otras no lo están. Algunos viven sin esfuerzo, responden espontáneamente a cada situación correctamente, haciendo plena justicia a la necesidad del momento, mientras que otros van a tientas, errando, y constituyendo generalmente una catástrofe para sí mismos. Las gentes armonizadas pueden llamarse naturales, gobernadas por la ley, mientras que las desintegradas son caóticas y están sujetas a los accidentes.

Mah: La idea misma de caos presupone el sentido de lo ordenado, lo orgánico, lo interrelacionado. ¿No son el caos y el cosmos dos aspectos del mismo estado?

Int: Pero usted parece decir que todo es caos, accidental, impredecible.

Mah: Sí, en el sentido de que no todas las leyes del ser son conocidas y de que no todos los aconteceres son predecibles. Cuanto más capaz de comprender es usted, tanto más satisfactorio deviene el universo, emocional y mentalmente. La realidad es buena y bella; nosotros creamos el caos.

Int: Si usted quiere decir que es el libre albedrío del hombre el que causa los accidentes, estoy de acuerdo. Pero todavía no hemos discutido el libre albedrío.

Mah: Su orden es lo que le da a usted placer y el desorden es lo que le da a usted sufrimiento.

Int: Usted puede decirlo de ese modo, pero no me diga que los dos son uno. Hábleme en mi propio lenguaje —el lenguaje de un individuo en busca de felicidad. No quiero ser confundido por charlas no dualistas.

Mah: ¿Qué le hace a usted creer que usted es un individuo separado?

Int: Yo me comporto como un individuo. Funciono a mi propia manera. Me considero primero a mí mismo, y a los demás solo en relación a mí mismo. En pocas palabras, me ocupo de mí mismo.

Mah: Bien, continúe ocupándose de usted mismo. ¿Para qué asunto ha venido usted aquí?

Int: Para mi viejo asunto de ponerme a salvo y de hacerme feliz. Confieso que no he tenido demasiado éxito. No estoy a salvo ni soy feliz. Por lo tanto, heme aquí. Este lugar es nuevo para mí, pero mi razón para venir aquí es vieja: la búsqueda de una felicidad segura, y de una seguridad feliz. Hasta ahora no la he encontrado. ¿Puede usted ayudarme?

Mah: Lo que nunca se ha perdido jamás se puede encontrar. Su búsqueda misma de seguridad y de goce le mantiene a usted alejado de ellos. Detenida la búsqueda, cesa la pérdida. La enfermedad es simple y el remedio igualmente simple. Es su mente solo la que le hace a usted inseguro e infeliz. La anticipación le hace a usted inseguro, la memoria —infeliz. Deje de usar mal su mente y todo estará bien en usted. Usted no necesita enderezarla —se enderezará por sí misma, tan pronto como usted abandone todo interés en el pasado y en el futuro y viva enteramente en el ahora.

Int: Pero el ahora no tiene ninguna dimensión. ¡Devendré un nadie, una nada!

Mah: Exactamente. Como nada y nadie usted está a salvo y feliz. Usted puede tener la experiencia preguntando. Inténtelo.

Pero volvamos a lo que es accidental y a lo que es espontáneo, o natural. Usted ha dicho que la naturaleza es ordenada mientras que el accidente es un signo de caos. Yo he negado la diferencia y he dicho que nosotros llamamos a un acontecimiento accidental cuando sus causas no pueden ser rastreadas. No hay ningún lugar para el caos en la naturaleza. Solo en la mente del hombre hay caos. La mente no abarca el todo —su foco es muy estrecho. Ve solo fragmentos y no llega a percibir el cuadro. Lo mismo que un hombre que oye sonidos, pero que no comprende el lenguaje, puede acusar al orador de cháchara sin sentido, y de estar enteramente equivocado. Lo que para uno es una corriente de sonidos caótica, es un bello poema para otro.

El rey Janaka soñó una vez que era un mendigo. Al despertar preguntó a su Gurú —Vasishta: «¿Soy un rey que sueña que es un mendigo o un mendigo que sueña que es un rey?» El Gurú respondió: «Tú no eres ni uno ni otro, eres ambos. Tú eres, y no obstante no eres lo que piensas que eres. Eres debido a que te comportas como si lo fueras; no eres debido a que ello no dura. ¿Puedes ser siempre un rey o un mendigo? Todo está sujeto al cambio. Tú eres lo que no cambia. ¿Qué eres tú?» Janaka dijo: «Sí, yo no soy ni un rey ni un mendigo, yo soy el presenciador desapasionado». El Gurú dijo: «Ésta es tú última ilusión, la de que tú eres un jnani, la de que eres diferente y superior al hombre común. De nuevo te identificas a ti mismo con tu mente, en este caso una mente de buen comportamiento y en todo modo ejemplar. Mientras que veas la más mínima diferencia, eres un extraño para la realidad. Estás en el nivel de la mente. Cuando el “yo soy mí mismo” parte, el “yo soy todo” viene. Cuando el “yo soy todo” parte, el “yo soy” viene. Cuando el “yo soy” parte, solo la realidad es y en ella cada “yo soy” es preservado y glorificado. La diversidad sin separatividad es lo último que la mente puede tocar. Más allá todas las actividades cesan, debido a que en ello se alcanzan todas las metas y se cumplen todos los propósitos».

Int: Una vez que el Estado Supremo es alcanzado, ¿puede compartirse con otros?

Mah: El Estado Supremo es universal, aquí y ahora; todo el mundo participa ya en él. Es el estado de ser —conocer y amar. ¿Quién no ama ser, o no conoce su propia existencia? Pero nosotros no sacamos ninguna ventaja de esta dicha de ser consciente, no entramos en ella y no la purificamos de todo lo que le es ajeno. Este trabajo de autopurificación mental, la limpieza de la psique, es esencial. Lo mismo que una mota en el ojo, al causar inflamación, puede borrar el mundo, así también la idea errónea: «yo soy el cuerpo-mente» causa la egoismidad, que oscurece el universo. Es inútil combatir la sensación de ser una persona limitada y separada hasta que se saquen a la luz sus raíces. La egoismidad está enraizada en las ideas erróneas de uno mismo. La clarificación de la mente es Yoga.

Texto selecionado pelo irmão Lúcio Sans para estudo em Loja realizado em 25 de junho de 2013.

"Nenhum Teósofo, do menos instruído ao mais culto, deve pretender a infalibilidade no que possa dizer ou escrever sobre questões ocultas" (Helena P. Blavatsky, DS, I, pg. 208). A esse propósito, o Conselho Mundial da Sociedade Teosófica é incisivo: "Nenhum escritor ou instrutor, a partir de H.P. Blavatsky tem qualquer autoridade para impor seus ensinamentos ou suas opiniões sobre os associados. Cada membro tem igual direito de seguir qualquer escola de pensamento, mas não tem o direito de forçar qualquer outro membro a tal escolha" (Trecho da Resolução aprovada pelo Conselho Geral da Sociedade Teosófica em 23.12.1924 e modificada em 25.12.1996. 

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