terça-feira, 21 de julho de 2015

Meditação autêntica (cont.)

Observa que parte de ti permanece inalterable

Para algunas personas, llegar a comprender que nosotros somos la conciencia puede ser algo muy abstracto. Para los que lo entienden, no es nada abstracto. Se convierte en su experiencia vital. Si a ti te parece abstracto, te propongo algo muy sencillo: intenta darte cuenta de qué parte de ti ha estado siempre ahí a lo largo de toda tu vida. Independientemente de lo viejo o lo joven que seas, observa cómo han ido cambiado las cosas a lo largo de tu vida: tu cuerpo ha cambiado, tu mente ha cambiado, tu ego ha cambiado, tus creencias han cambiado, tu personalidad ha cambiado. Todo esto ha estado fluyendo a lo largo de los años. Pero en todo este tiempo, desde que adquiriste el lenguaje, siempre te has referido a ti mismo como «yo»: «Yo soy esto. Yo creo esto. Yo pienso esto. Yo creo eso. Yo quiero esto. Yo quiero eso». Mientras que todo lo demás ha cambiado y sigue cambiando, el «yo» al que haces referencia ha seguido siempre ahí. Cuando dices «yo», es el mismo «yo» de cuando tenías cinco años. Lo exterior ha cambiado. Los pensamientos han cambiado. El cuerpo ha cambiado. Las sensaciones han cambiado. Pero el «yo» no ha cambiado. Existe un conocimiento, a nivel de intuición, que sigue siendo el mismo de siempre, y te refieres a él cada vez que dices «yo». Sin apenas darte cuenta, ésa es tu parte divina. Es la parte sagrada. Es tu naturaleza esencial. Pero ese «yo» no tiene forma. Su naturaleza es la conciencia o espíritu. Así que cualquiera puede darse cuenta por sí mismo, y en su interior, de que ésta sensación del «yo» ha estado ahí todo el tiempo. Pero este «yo» no es lo que la mente piensa. La indagación meditativa te permite descubrir, por ti mismo, quién y qué es realmente este «yo». Lo denomino «indagación meditativa» porque es muy experiencial. En este contexto, «meditativa» significa «experiencial». La indagación sólo es poderosa cuando es meditativa, cuando observamos nuestra propia existencia de un modo sostenido, concentrado y silencioso. Nadie puede forzar este vislumbre de comprensión en el ser. Ocurre de forma espontánea. Por sí mismo. Pero lo que podemos hacer es cultivar el terreno y crear las condiciones necesarias para que se pueda producir este vislumbre de comprensión. Podemos abrir la mente a posibilidades más profundas y podemos empezar a investigar personalmente qué somos verdaderamente. Cuando despertemos a nuestra verdadera naturaleza, este despertar tal vez dure un instante o un rato, o quizá sea permanente. Sea lo que sea, será perfecto y estará bien. Tú eres quien tú eres. Sea cual sea tu experiencia, no puedes perder lo que eres. Aunque experimentes una determinada apertura, te des cuenta de tu verdadera naturaleza y luego te parezca que la olvidas, en realidad no habrás perdido nada. Por consiguiente, te invito a descansar cada vez más profundamente, a no aferrarte a ninguna visión o experiencia, a no intentar apegarte a ella, sino a reconocer la realidad subyacente, aquella que no cambia nunca. Ramana Maharshi, el gran sabio indio del siglo XX, tenía un dicho: «Permite que llegue lo que tenga que llegar; permite que se vaya lo que tenga que irse. Descubre lo que permanece». La indagación meditativa es una forma de descubrir lo que permanece, lo que ha estado desde siempre.


En el misterio

La indagación meditativa no requiere que te sientes de ningún modo formal. Puedes hacerte la pregunta «¿qué soy yo?» en cualquier lugar, en cualquier momento. Puedes preguntarte: «¿Qué es lo que está conduciendo el coche, qué es lo que está bebiendo el té, qué es lo que está leyendo estas palabras?». Es una pregunta muy sencilla: «¿Qué soy yo, qué soy yo sin pensamiento ni memoria, qué soy yo después de todo eso?». Cuando la mente hace la pregunta, se mira hacia dentro. ¿Y qué encuentra? No encuentra nada. No encuentra a nadie nuevo, pues ese alguien nuevo no sería más que otro pensamiento o imagen. Así que la mente mira hacia dentro y dice honestamente: «No lo sé». Y este instante es muy misterioso para la mente. En ese momento estás realmente en un estado de no saber. Estás conectado a tu misterio, en vez de a tu concepto. La indagación meditativa puede introducirte en tu misterio de un modo extraordinariamente rápido, casi instantáneo. Te devuelve a lo desconocido de un modo rápido y eficaz. Una vez ahí, te podrás quedar todo el tiempo: podrás sentir lo desconocido, podrás percibirlo cinestésicamente, podrás quedarte en la presencia de lo desconocido. De esta forma, la indagación meditativa te lleva muy rápidamente a la apertura, a un gran espacio despierto. Y la realización espiritual consiste, por supuesto, en que tú comprendas que eres ese espacio.


El inicio del verdadero viaje espiritual

El inicio del viaje espiritual es lo que yo denomino «vida después del despertar». En lugar de ser una vida vivida desde un ego separado, desde la ilusión o desde la personalidad del ego, se trata de una vida vivida desde la comprensión consciente de nuestra verdadera naturaleza, que es la conciencia. Y eso es, de hecho, una vida nueva. Es un comienzo. Es el final de la identificación con los pensamientos, con las sensaciones y con la personalidad del ego; no obstante, en contra de lo que mucha gente cree, eso no es la meta de la espiritualidad. En realidad es el inicio del verdadero viaje espiritual, el comienzo de una nueva forma de vida. Es el inicio de un descubrimiento constante de la vida, pues comprendes que tú eres espíritu en forma de ser humano. La espiritualidad reside en esto: en despertar a quien eres, a lo que eres. A lo largo de los años, mi trabajo con la gente me ha permitido descubrir dos elementos que, en mi opinión, son los más útiles y poderosos para el despertar. El primero consiste en desarrollar una actitud meditativa desde la que podamos deshacernos del control a un nivel muy profundo y en la que permitamos que todo sea lo que es. El segundo elemento consiste en comprometernos seriamente con nuestra inteligencia y con nuestra curiosidad innata a través de la indagación meditativa. Por separado, cualquiera de estos dos elementos podría quedar incompleto: la indagación separada de la meditación podría volverse intelectual y abstracta; la meditación separada de la indagación podría perdernos por diversos estados espirituales. Los dos elementos combinados proporcionan la energía necesaria, el ímpetu necesario para obtener un vislumbre de comprensión acerca de tu verdadera naturaleza. Y, al fin y al cabo, de eso trata la espiritualidad.


ADYASHANTI. Meditación Auténtica, Gaia Ediciones, Madri, Espanha, 2008.

Texto selecionado pelo irmão Marcelo Curvelo para estudo em Loja realizado em 22.07.15.

"Nenhum Teósofo, do menos instruído ao mais culto, deve pretender a infalibilidade no que possa dizer ou escrever sobre questões ocultas" (Helena P. Blavatsky, DS, I, pg. 208). A esse propósito, o Conselho Mundial da Sociedade Teosófica é incisivo: "Nenhum escritor ou instrutor, a partir de H.P. Blavatsky tem qualquer autoridade para impor seus ensinamentos ou suas opiniões sobre os associados. Cada membro tem igual direito de seguir qualquer escola de pensamento, mas não tem o direito de forçar qualquer outro membro a tal escolha" (Trecho da Resolução aprovada pelo Conselho Geral da Sociedade Teosófica em 23.12.1924 e modificada em 25.12.1996.

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